Las fake news son todas aquellas informaciones falsamente descriptivas que buscan manipular a la audiencia sin importar su propósito.
Vivimos en la era de las redes sociales y su poder para conectarnos y mantenernos informados es cada vez mayor. Ese poder de amplificación algunas veces puede volverse en nuestra contra porque, a la vez que nos informan a la velocidad del rayo, nos vemos inmersos en conversaciones crispadas, en fake news, post verdad y una sensación de desconcierto que a veces parece sobrepasarnos.
Sin embargo, hay maneras de convertirlas en nuestros mejores aliados, lo que siempre han sido. Como marcas y como personas podemos aprender a crear y utilizar las redes sociales en momentos de crisis a través de:
Antes de hablar de los contenidos de la comunicación es importante conocer cómo se configura nuestra mente, cómo es el tablero donde luego colocamos las fichas.
Entendemos como percepción selectiva aquella tendencia a procesar aquella información que nos interesa, que está de acuerdo con nuestras creencias y que confirma nuestra visión del mundo y nuestros valores.
A lo largo de nuestro día nos vemos sometidos a multitud de estímulos que no podemos atender y por eso nuestro sistema cognitivo se centra solo en algunos de ellos. La capacidad para centrar nuestra atención en determinados estímulos ignorando los demás se llama percepción selectiva.
En las redes sociales sucede exactamente lo mismo, te relacionas con gente más o menos afín a ti. Es decir, manifiestas cómo piensas, cómo sientes, en definitiva, cómo eres.
Hay varios mecanismos que trabajan para cerrar el círculo de la percepción selectiva
Las redes no nos muestran las noticias, ni los contenidos en general por su grado de veracidad sino por la afinidad que mostramos hacia un tipo de contenido nosotros y nuestra comunidad. Un algoritmo se encarga de mostrarnos prioritariamente aquel contenido que nos gusta más. Al día se comparten cientos de contenidos que pueden llegar a convertirse en viral en tan solo unos minutos independientemente de su veracidad.
La disonancia cognitiva podría definirse como una necesidad interior que nos impulsa a autoengañarnos.
No solo tendemos a fijarnos en aquello con lo que tenemos mayor sintonía, sino que cuando tenemos dos ideas contradictorias o nuestras creencias no están en armonía con lo que hacemos surge una tensión llamada disonancia cognitiva.
Por ejemplo, si no vamos al gimnasio aunque sea nuestro objetivo de la semana, comemos chocolate cuando estamos haciendo una dieta, cuando nos compramos algo que no responde a nuestras expectativas o, lo que es peor, deseamos algo y como no lo podemos conseguirlo criticamos y le quitamos valor.
Si me gasto un dineral una tarde de compras en una prenda que no necesito pues voy y me digo, “porque yo lo valgo” o “solo se vive una vez”. Es una justificación, una salida adelante. Para resolver la disonancia normalmente:
El ejemplo del gimnasio es impagable. Tenemos clara la necesidad y los beneficios pero ¿cuántas veces te has oído decirte? “si ir al gimnasio se nota a largo plazo, por un día no se nota”, “ya iré la semana que viene”.
La espiral del silencio es una teoría que mantiene que las personas adaptan su manera de comportarse a las opiniones predominantes en su contexto social sobre cuáles conductas son o no aceptables.
Su autora, Noelle Neumann teoriza sobre que la sociedad amenaza con el aislamiento a los individuos que expresan posiciones contrarias a las asumidas como mayoritarias, de tal forma que el comportamiento del público está influido por la percepción que se tiene del clima de opinión dominante.Esta conducta tiene su origen a nuestro natural temor al aislamiento, que podría darse si expresáramos opiniones percibidas como minoritarias, razón por la cual los individuos estamos constantemente “sondeando” el clima de la opinión pública para determinar qué opiniones podemos expresar.
La llamada “espiral”, entonces, es la figura que se dibuja a medida que aquellos que tienen posiciones minoritarias son enmudecidos, y las opiniones percibidas como mayoritarias aumentan y se vuelven dominantes.
En resumen, la verdad como tal no existe en el sentido de que aplicamos filtros involuntariamente que afectan a nuestro juicio sobre ella.
Cuando nos referimos a “fake news” estamos haciendo referencia a lo que comúnmente conocemos como bulos o noticias falsas.
¿Sabes que?
Por ideología o por el dinero que dan los clics. Noticias falsas han existido toda la vida, no son un invento de la era digital, ahora solo tienen otro nombre.
Hablemos de los “hacker rusos”. Un ejemplo: Ending the Fed es una comunidad de Facebook fundada por Ovidiu Drobota, un chaval rumano de 24 años, que cuenta con mas de 350.000 seguidores y generó 4 de las 10 noticias falsas de mayor audiencia durante las elecciones presidenciales que consagraron a Donald TrumpDrobota factura aproximadamente 10.000 dolares al mes usando GoogleAdSense, la plataforma de venta de publicidad del Google.
¿Cómo lo consigue? Escribiendo noticias falsas a través de Facebook que enlazaban a su web, donde Drobota monetizaba a un CPM varias veces más alto que lo que generaría un lector rumano o argentino debido a su alto valor para los anunciantes. En Macedonia, el salario medio es de 350 $ por mes, pero existen mas de 100 sitios por Trup generando fake news, donde los mejores pueden generar ingresos como los de Ovidiu Drobota.
Posverdad denota “circunstancias en las que hechos objetivos son menos influyentes en la formación de la opinión pública que la apelación a la emoción y la creencia personal”.
La post verdad en cambio se conoce como tal a todas aquellas circunstancias en las que los hechos objetivos tienen una menor influencia en la formación de la opinión pública que la apelación a las emociones y creencias personales.
Trump generando fake news, donde los mejores pueden generar ingresos como los de Ovidiu Drobota.
Existen algunas maneras de manipular a las que debemos prestar especial atención:
La confianza en las redes sociales como fuentes de información ha caído desde el inicio de las fake news, sin embargo no es nada nuevo ya que el acceso a la información siempre ha sido restringido y detentado por los poderosos.
A todos nos han colado alguna fake new. Un foto que era de un momento distinto al que nos venden, una actualización de un perfil falso o directamente una noticia fabricada.
La principal es contrastar la veracidad de la noticia antes de reaccionar sobre ella.
A todos nos han colado alguna fake new, una foto que era de un momento distinto al que nos venden, una actualización de un perfil falso o directamente una noticia fabricada.
Si has publicado o difundido una noticia falsa y te das cuenta puedes hacer varias cosas:
El debate enriquece pero no hace falta entrar al trapo en cada publicación porque no se opine como a ti te gusta. No hace falta que estés expuesto todo el tiempo a opiniones distintas a la tuya, pero sí salir un poco de la zona de confort para conocer mejor los diferentes tipos de opiniones y adoptar un espíritu crítico.
Cómo puedes hacerlo:
Piensa antes de ponerte a escribir y, sobre todo, ten en cuenta las consecuencias de tus comentarios. Ha habido personas que han llegado a perder sus trabajo por un ratito de “quedarse a gusto” en Facebook. ¿De verdad crees que tendrás más razón si optas por los insultos y el odio?
La empatía consiste en la capacidad de ponernos en el lugar del otro, y saber lo que siente, o incluso aquello que puede estar pensando en un determinado momento.
Con una comunicación empática, ayudas a que los demás te entiendan mejor a ti:
En resumen, las redes han llegado a nuestras vidas y sabemos que bajarnos no es una opción. Ante la postverdad tú eres quien decide qué te dejas quitar, que ni las redes ni nadie te quite amigos u oportunidades… La mejor receta es un poco de distancia, de sentido del humor y reírnos un poco de nosotros mismos.